En el Salón de las Rosas Blancas, Briana Winter caminaba de un lado a otro.
La elegancia de las paredes contrastaba con la furia desbordada en su rostro. Su voz era un gruñido bajo, maldiciendo a Destiny.
—¡Basura! ¡Maldita huérfana de quinta! ¿Cómo se atreve a arruinar mi día de esta manera? Todo es por su culpa. Por su culpa, Triana se ha ido a su casa y yo, la matriarca de esta familia, tengo que esconder mi cara. ¡Esto es inaceptable!
Un mesero se acercó, sosteniendo una bandeja con una copa de champán. —Señora, un trago para calmar sus nervios.
Briana se giró con una mirada de pura ira. —¡Fuera de mi vista! ¡No necesito nada de un simple sirviente! ¡Largo de aquí, ahora! —Gritó, haciendo que el hombre se alejara a toda prisa, mientras lanzaba la copa contra una de las paredes, donde esta se estrelló con un sonido seco.
—¡Hubiera sabido que esto pasaría, me hubiera deshecho de ella hace tiempo! Cuando mi padre estaba vivo y Alaric ni siquiera se interesaba en esa mujer, debí haber