DISCUSIONES

Aunque Gracia correspondió al beso, estaba molesta. El almuerzo con Franco terminó mucho antes de lo previsto, envuelto en un incómodo silencio.

—Preciosa, noto que estás molesta. ¿Pasa algo? —preguntó Maximilien mientras iban de regreso a la mansión.

—¿Molesta? ¿Y por qué habría de estarlo? —respondió con ironía, sin mirarlo, enfocando la vista en el paisaje que corría tras la ventana.

—Entonces, ¿por qué no me hablas? Dime, ¿acaso te incomodó que te acompañara al restaurante para ver a tu... amigo Franco?

Gracia se giró hacia él con una mirada afilada.

—Yo misma te invité, Maximilien. Eso no fue lo que me molestó. Lo que me incomodó fue tu actitud, interrumpiste la conversación y me besaste como si tuvieras que marcar propiedad. ¿Era necesario?

Maximilien soltó un resoplido, también irritado. Apretó el volante y la miró de reojo.

—¿Y no puedo besar a mi esposa?

El aire dentro del auto se volvió más tenso, era obvio el desacuerdo entre ambos. Gracia volvió la mirada al frente, apreta
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