CAPÍTULO 54
La mañana siguiente amaneció entre tazas de café humeantes y risas adormiladas en el apartamento de Andrey. Luna salió de su habitación con el cabello recogido de forma descuidada y una camiseta que le quedaba grande. Abril ya estaba sentada en el sofá, hojeando una revista de novias con el ceño fruncido.
Andrey había salido a primera hora, asi que estaban totalmente solas.
—¿Sabes que no tienes absolutamente nada aún? —preguntó Abril, alzando una ceja sin despegar la mirada del papel—. No hay ramo, ni zapatos, ni vestido. Ni siquiera sé si tienes un velo. ¿Cómo piensas casarte en tres días?
—Por eso estás tú aquí —respondió Luna entre risas, tirándose en el sofá.
—A veces creo que me trajiste como asistente personal —se quejó Abril, aunque una sonrisa se le escapó.
—No. Te traje porque sin ti esto no tendría sentido.
Luna le dijo que ella prepararía la comida, pero Abril comenzó a decirle como podían resolver lo de la boda, con algo sencillo.
—Andrey ya tiene el lugar y l