La mañana se vestía de gris elegante en Yorkshire, con el edificio de *The Moore Group* brillando bajo líneas arquitectónicas impecables: vidrio templado, acero pulido, y el nombre grabado en mármol negro a la entrada. En la última planta, Noah revisaba informes con velocidad quirúrgica. Cada contrato firmado desde la boda era una declaración: Isabelle era su esposa, pero el verdadero matrimonio era con el poder.

—¿Avanzó la negociación con Kyros Holdings? —preguntó sin levantar la vista.

—Firmaron esta mañana —respondió su asistente—. Quieren participar en la ronda de expansión para finales de mes.

Noah asintió. Sus dedos golpeaban el escritorio como metrónomo. Tenía el dominio. La confianza. Y ahora, el liderazgo numérico en el mercado. Pero no era suficiente.

A unos kilómetros, en un edificio menos llamativo pero igual de estratégico, *Janix M Group* se movía como una maquinaria precisa. En el piso ejecutivo, James revisaba correos con ojos cansados pero lúcidos. No había d