La había acusado de querer el puesto que tan generosamente le había ofrecido, pero de no querer estar junto a él, y tenía razón. T
enía miedo de aquel hombre.
Era demasiado varonil, demasiado vigoroso y fuerte.
Le provocaba pánico y no entendía por qué.
Cerró los ojos y le vino a la memoria una imagen de cuando tenía ocho años.
Acababa de abandonar la casa de Kate y Angus West, unos adorables padres adoptivos con los que había vivido desde muy pequeña. A Angus le habían diagnosticado cáncer de huesos y, a raíz de eso, Kate había sufrido un ataque.
Anne había sido trasladada a la casa de David y Cassey Kirby, un lugar lujoso, con seis habitaciones y cuatro cuartos de baño, con piscina y un enorme jardín.
Ella tenía su propia habitación y un armario lleno de ropa preciosa, podía montar a caballo….¿A qué niño no le gustaría aquello?
Pero había algo que la intranquilizaba en el rico, guapo y carismático David.
Al principio no entendía de qué se trataba, pero sí sabía que no le gustaban s