Aquel hombre tomó al control remoto y encendió el televisor de sesenta y cinco pulgadas que estaba plegada a la pared, ella quedó helada cuando la imagen es reproducida, siente el terror incrustarse en su alma, su corazón en ese instante es despedazado en tantas partes, que casi se hace polvo, las lágrimas no tardan en llegar, el nudo en la garganta la deja casi sin poder respirar, era un video de aquella vez, una que para ella era su primera vez por amor, mientras la sonrisa de ella creía el hombre perfecto se dibujaba mirando a la cámara.
—¿Por qué? — Logra pronunciar de manera torpe, casi como un susurro, para luego gritarlo. ¡¿Por qué?!
—Él es así, siempre ha sido de esa forma, ahora me toca a mí compartir la presa.
—¡Suéltame, no me toques! —Trataba de apartarse, pero era imposible, no en el estado de shock en que aún se encontraba. En su mente se seguían reproduciendo aquellas escenas, ella casi desnuda, él rompiendo con los dientes del preservativo y mirando hacia la cámara, er