Nuestro viaje había comenzado con demasiados obstáculos. Mi oscuridad quería salir a flote, pero mi luz era más fuerte... y habíamos logrado lidiar con ella.
Celeste quiso unirse a nuestro grupo, pero nadie estuvo de acuerdo. Solo James la apoyó, lo cual me molestó más de lo que debería. Sin embargo, tenía razón: era mejor mantenerla vigilada y cerca.
Podría ser ella la portadora del dragón, aunque no he sentido esa energía en su interior. Sé que es poderosa, su habilidad para crear ilusiones es asombrosa. Pero no solo eso: es una hechicera de agua. La domina con precisión. Es todo lo opuesto a mí... tal vez por eso me odia tanto.
—Amiga —me llama Hanna en voz baja. Vamos en el mismo auto, pero no confiamos en todos los presentes: James, Derek, Hanna, Isabella, Celeste y yo.
—Esa loca no me da buena espina. ¿Por qué tanta insistencia en acompañarnos?
—Tampoco me agrada... pero es necesario —le respondí, aunque ese mal presentimiento no dejaba de arderme en el pecho. Todo marchaba dema