NARRADOR OMNISCIENTE.
Ese día fue el más duro para los guardianes, para Akira, Derek y el resto de los hechiceros. Pero aún más lo fue para Electra y James.
El lazo roto por el dragón oscuro, Kael, trajo consigo una serie de consecuencias tanto en sus cuerpos como en sus mentes.
James había perdido sus poderes. Ya no podía comunicarse con Raikan, y conectarse con Electra era imposible. No sentía lo que ella sentía; los lazos estaban rotos. Según Sarah y Akira, aquello era temporal, pero seguía siendo preocupante.
Jamás, en toda la historia, se había oído de algo así. Un lazo formado y predestinado por la Diosa de la Luna debía ser inquebrantable. Manipular ese destino era, hasta entonces, impensable. Pero ahora lo veían con sus propios ojos: una pareja marcada por el destino, posiblemente condenada a no volver a ser la misma.
El calor no era acogedor. Era sofocante, agobiante, como si el fuego que una vez la protegiera ahora quisiera devorarla desde dentro. Electra despertó envuelta e