CAPÍTULO 26. El mejor espectáculo
CAPÍTULO 26. El mejor espectáculo
Y no era sarcasmo, ni siquiera era una sugerencia. Henry lo supo cuando ella se le quedó mirando con atención: era una orden y no iba a repetirla.
Sacó su teléfono y llamó al único número con el que se sentía seguro en ese momento.
—Camilo… necesito que vengas por mí —le dijo apenas escuchó su voz—. Estoy en el centro, voy a mandarte la dirección.
Colgó después de un intercambio breve y se dio cuenta de que Rebecca lo estaba mirando con curiosidad.
—¿Camilo? —murmuró, pero no era una pregunta en sí—. Me alegro de que vuelvas a hablar con él, siempre me agradó.
Y parecía que no había nada más que decir entre ellos, salvo el gesto de inclinar la botella para servirse otra copa.
—Lamento lo que pasó entre nosotros —declaró Henry de repente y la sinceridad en su voz hizo que Rebecca clavara en él una mirada curiosa; pero cuando respondió en su voz no había ni un atisbo de emoción.
—Es mejor no hablar del pasado.
Se levantó para tomar el teléfono que es