CAPÍTULO 25. La primera copa
CAPÍTULO 25. La primera copa
“Tú eres la otra”.
Ese fue el primer pensamiento que le dijo a Henry que su subconsciente lo estaba traicionando. Por suerte no llegó a su lengua, pero tampoco evitó que se quedara mirando como un zombi aquellos papales vacíos que seguían en sus manos.
La tinta negra de los encabezados parecía burlarse de él con la voz de Rebecca, como si le recordara que había fracasado otra vez.
“¿Y tú estabas contado con ese dinero? ¡Ay, cosita, si es que de odiarte voy a pasar a tenerte lástima! ¿De verdad creías que Julie Ann iba a vender el Ferrari, los diamantes, las carteras de diseñador y todo lo demás para devolverte ese dinero? ¿Creíste que tus padres y Chelsea venderían todo para darte ese dinero? ¡Es que hasta me atrevería a apostar contigo! ¿Sabes qué? Conozco tan bien a las víboras rastreras a las que tú tanto amas, que me atrevo a hacer una apuesta: Haz un inventario de todo para subastar, si tu madre, tu padre, tu hermana, y tu amante te lo firman, yo re