CLARIS:
Estaba muy preocupada, sobre todo porque no sabía bien qué era lo que sucedía. Fui en busca de Clara; sentía que no podía dejarla sola, a pesar de que Fenris la había marcado.
—Clara, vamos a ver a mamá —le dije al entrar en su habitación. No dijo nada, solo me siguió. —¿Qué te pasa, Clara? Me detuve para mirarla; ella sujetaba su vientre y, cuando levantó la mirada, sus ojos estaban dorados, y supe que era Piedad, su loba. ¿Qué sucedía? —Piedad, ¿por qué tienes el control de mi hermana? —pregunté asustada, mientras llamaba a mi loba, Lúmina, al ver que no me respondía. —No te asustes, Claris; la humana de Piedad está muy asustada lejos de Fenris y le cedió el control de su cuerpo —me explicó Lúmina—.