375. DESCUBRIMIENTOS DESCONCERTANTES
KIERAN:
Esperé a que la puerta se cerrara, luego miré a mi Beta, que se movía de un lugar a otro nerviosamente. Estrujaba las manos, un movimiento que me llamó la atención. Fenris no era alguien que perdiera la tranquilidad muy fácil. Los recientes acontecimientos podrían ser la clave. No le dije nada; esperé a que, como siempre, se sentara frente a mí y me dijera qué era eso que lo tenía así. Por fin vino y se detuvo frente a mi buró. Luego de resoplar, se sentó en la silla.
—Kieran, no sé si me vas a creer, pero cuando me desmayé, juro que volví a ese pasado del que vinimos y... —se detuvo un momento, volviendo a estrujar sus manos—. La abogada Angela está embarazada y dice que son tuyos. Vive en tu casa esperando por ti.
—¡¿Qué?! —Me puse de pie sin poder contenerme—. ¡Eso no puede ser verdad! ¡Ella no es mi Luna! ¿Cómo puedo embarazarla?
—No lo sé, no lo sé, mi Alfa —dijo enseguida Fenris—. No entiendo nada de lo que está sucediendo. Estoy confundido, sinceramente.
Nos quedam