KIERAN:
Había acudido al rugido de mi Gamma solo para encontrarme con esta terrible verdad. La miraba ahora arrodillada delante de mí, suplicante. Pero mi responsabilidad era demasiado grande para sentir pena por ella. Los ojos de Elena se inundaron de lágrimas, a pesar de que intentaba contenerlas desesperadamente, pero ya caían en cascada. No decía nada, confirmando su culpabilidad. Cada uno de sus gestos decía más que mil palabras.
—Ya lo escuchaste, mi Alfa —dijo Rafe entre dientes, con la furia contenida que sentía apretándole el pecho—. Todo es una maldita mentira. —Rafe… por favor —le pedí con firmeza. Necesitaba saber todo. Esto jamás había sucedido antes y podía ser la explicación a todo lo que había pasado. Elena finalmente intentó acercarse a Rafe, tratando de alcanzar su mano. &Eacu