CLARIS:
No podía creer que mi jefe quisiera tomarme el pelo. ¿Cómo iba a ser ese lobo? ¡Eso era ridículo! Por un momento lo dudé, por la seriedad con que había dicho tal locura. Por eso, luego de un silencio, me giré para mirarlo, decidida a hacer que se retractara de lo que me decía.
—Demuéstramelo —exigí de nuevo, al ver que no hacía nada después de haberlo dicho—. Quiero ver a Atka. Si lo que dijiste es verdad, quiero ver cómo te conviertes en lobo. Kieran apenas movió un músculo. Su rostro estaba tan inmóvil como una máscara de piedra, pero sus ojos traían consigo el peso de algo mucho más profundo, como si mi exigencia fuera lo último que esperaba, como si esas palabras hubieran quebrado algo dentro de él. —No estás lista para ver eso, Claris. No todav&ia