Me convertí en Atka y fui a recorrer la manada en compañía de Fenris y Rafe. Quería asegurarme por mí mismo de que los lobos del norte habían dejado mi territorio. Además, debía vigilar a las Lobas Brujas antiguas para comprobar si estaba sucediendo lo mismo que ocurrió en la vida pasada que ya habíamos vivido.
—Acaban de salir del territorio —me informaron los guardianes del límite—. Pero hemos visto a Sarah en compañía de algunas lobas brujas y un brujo. No cruzaron el perímetro, pero están acechando. —¿Sarah? —pregunté, recordando que exactamente lo mismo había sucedido en el pasado—. Sigan vigilando y, si tratan de entrar, den la voz de alarma. Son nuestros peores enemigos. —Sí, mi Alfa —respondieron al unísono. —Mi Alfa