KIERAN:
Me había sentado al lado de la gemela llamada Claris, posiblemente mi futura Luna. Comía despacio todo lo que, con sus manitas, me echaba en el plato. Mientras tanto, observaba a todos a mi alrededor. Mi Beta, Fenris, se había retirado con las abogadas. Rafe me esperaba con los brujos en el despacho, pero, por alguna razón, deseaba quedarme un poco más con los niños. A mi izquierda estaban Claris, Clara y Elena. A mi derecha, Sarah, los gemelos y su pequeño hermano, que corrió a subirse en mi regazo.
—Niño, siéntate en tu lugar —le llamó la atención Sarah. Él le gruñó.—¡Ja, gruñó como un lobo! —exclamó Claris—. Es mono. ¿Quieres comer?El niño la miró y asintió. Ella comenzó a darle comida con las manos sin dejar de echar trozos de carne en mi plato.