KIERAN:
Después de dejar a las tres humanas con los brujos, nos dirigimos a donde estaban los niños que habíamos rescatado del orfanato en medio de la selva australiana. La niña llamada Liza, a la que siempre Clara mandaba a callar, parecía ser la que podía darnos respuestas. Al llegar a la cueva, donde todos estaban dormidos por la hora de la noche, la vimos sentada en una piedra con tres niños.
Al acercarnos más, pude darme cuenta de que dos de ellos eran gemelos y el tercero, menor, se les parecía mucho. Eran los tres que se habían convertido en cachorros de lobo y que personalmente había sellado a sus humanos para que permanecieran siendo lobos. —¿Cómo hicieron eso? ¿No les sellaste a los humanos para que fueran cachorros de lobo? —preguntó asombrado mi Beta. Nunca antes alguien había logrado romper mi sello—. Mi Alfa, cad