CLARIS:
Vi cómo Kieran se alejaba, cerrando la puerta con llave al salir. Luego escuché a la cocinera en la segunda planta asegurando todas las ventanas mientras murmuraba en un idioma que no entendía. Al verme subir con el pequeño cachorro en brazos y los otros dos siguiéndome, se detuvo y podría jurar que sus ojos eran dorados, pero al volver a mirarme eran normales. Debió ser el reflejo de la luz, pensé.
—¿Qué sucede, señora Elmira? —pregunté, acercándome a ella. Comenzó a acariciar al cachorro en mis brazos y sus ojos se llenaron de lágrimas—. Está bien, solo parece que algo los asustó. Ella se agachó y cargó a los otros dos, que se acurrucaron en sus brazos, hundiendo sus cabezas en su pecho. Algo que no lograba comprender estaba sucediendo en ese lugar. No le pregunté, continué hacia mi habit