236. LA ABOGADA CLARIS
KIERAN:
Había pasado el año que debía esperar para la llegada de Elena, la loba guardiana. Habíamos logrado alquilar el terreno y tenía a Rafe, mi gamma, a quien le había relatado todo, igual que a mi beta Fenris, de guardia esperando por ella. Pero nada sucedía; ella no apareció, ni en un año ni en dos. Parecía que no iba a hacerlo, y mis dos lobos de confianza comenzaban a preguntarse si la historia que les había contado era cierta.
—Mi Alfa, hoy debes asistir a la negociación de los permisos para las construcciones en la reserva —dijo Fenris. Estaba desconcertado; todos los recuerdos de mi vida pasada eran correctos, excepto el regreso de las lobas lunares. —¿Habría la Diosa Luna impedido su retorno? —La abogada nos espera a las tres de la tarde.
—De acuerdo, iré —respondí, sintiéndome perdido. Mi lobo Atka estaba igual; practicábamos nuestros poderes según el libro de mis padres, pero la desesperación nos consumía.
Había logrado alquilar y resguardar todos los bosques que rodeaba