KIERAN:
Miré a mi primo y a mi Beta, quienes me observaban con caras desencajadas mientras me extendían el libro. En el momento exacto en que mis dedos rozaron las páginas, la barrera comenzó a fluctuar violentamente, como si una fuerza superior la estuviera manipulando. El cielo se oscureció de repente y un haz de luz plateada descendió sobre nosotros. Mi corazón se detuvo al ver a mi Luna, junto a Claris y Elena, elevándose en un círculo perfecto, con sus manos entrelazadas y sus cabellos flotando como si estuvieran sumergidas en agua. La figura majestuosa de la Diosa Luna apareció sobre ellas, reflejando tanto compasión como severidad.
—¡MI LUNA! —grité con desesperación, intentando alcanzarla, pero era imposible. El pánico me invadió al ver a mis cachorros corriendo hacia mí, envueltos en la misma energía plateada