CLARIS:
Estaba asustada, no lo voy a negar. Nunca había sido cobarde en mi vida humana; sin embargo, este mundo sobrenatural al que pertenecía era demasiado grande y desconocido para mí. Por eso me aterró la idea de que me dejara con aquel extraño y temible lobo. Me esforzaría al máximo, pero junto a él, o al menos al lado de alguien de la manada.
—Sígueme —me ordenó y echó a trotar por el sendero de regreso a la manada. Lo hice; solía correr y me gustaba. Todavía la oscuridad de la madrugada nos rodeaba, a pesar de que la luna llena brillaba en el cielo. Al llegar a una plazoleta, allí estaba la manada en pleno, entrenando bajo las órdenes de Fenris y Rafe. No nos detuvimos. Seguimos corriendo bajo sus miradas curiosas hasta llegar a donde estaban los cachorros y nos detuvimos. ¿Me iría a poner con ellos? Eso m