KIERAN:
Me había propuesto educar a mi Luna, pero tras un solo entrenamiento entendí que no tenía la paciencia necesaria para hacerlo. Claris carecía por completo de instintos lobunos. Nosotros, los licántropos, incluso en nuestra forma humana, conservamos la esencia de nuestro lobo: agudeza, fuerza, reflejos, olor. Pero en ella… nada.
Atka rugía como un trueno en mi cabeza, irritado y frustrado. Nunca habíamos entrenado a nadie antes, ni siquiera lo habíamos considerado, no era nuestro deber. Siempre había delegado esa tarea a Fenris, mi Beta. Él tenía la experiencia necesaria y la moderación que a mí me faltaba. Pero ahora… No podía ni quería permitirle esto. No se trataba de desconfianza hacia Fenris. Sin embargo, conocía demasiado bien su lealtad y respeto por Claris. No sería lo suficientemen