ELENA:
Era una Loba Lunar Guardiana, una de las pocas que cada mil años la Diosa elegía para una misión sagrada. Mi generación, destinada a portar poderes extraordinarios, se perfilaba como la última esperanza para restaurar el equilibrio. Pero había fallado. Mi confianza, convertida en arrogancia, me había cegado, y ahora enfrentábamos el precio de ese error.
Claris, reacia a abrazar su naturaleza, y Clara, manipulada con tanta facilidad, eran la prueba más dura de mi fracaso. Ellas, al igual que yo, estaban destinadas a traer de vuelta el equilibrio perdido, pero no había logrado prepararlas. Ese vacío era justo lo que las Lobas Antiguas habían aprovechado para extender su sombra, y ahora nos correspondía detenerlas. Todo había comenzado con la visita al refugio de la madre mística del Alfa, una loba sabia y conectada con la Diosa, a