KIERAN:
Las autoproclamadas Lobas Antiguas siempre habían estado al acecho de mi manada. No atacaban, no interferían en lo más mínimo, pero tampoco se alejaban, como si aguardaran algo que se me escapaba. Sabía que me temían; lo delataban cada vez que desaparecían con rapidez ante mi presencia. Sin embargo, no les había prestado demasiada atención… Hasta ahora que habían osado unirse a Sarah para atacar a mi Luna.
Ese atrevimiento despertó algo en mí, algo primitivo y oscuro que había permanecido dormido demasiado tiempo. Podía sentir cómo me quemaba en el interior, esa ira contenida que se expandía como un incendio incontrolable al saber que habían puesto su mirada sobre lo único que no estaba dispuesto a perder. Observé desde la distancia cómo se movían, sigilosas pero cuidadosas, calculando cada p