La luz del amanecer se filtraba tímidamente por la ventana de la torre, pintando de dorado los cuerpos entrelazados de Aeric y Lysander. La noche anterior había sido un torbellino de emociones, una explosión de amor y deseo que había sellado su unión de una manera profunda e inolvidable. Ahora, mientras despertaban juntos, sentían que algo había cambiado en su interior, que una nueva etapa de su relación estaba a punto de comenzar.
Aeric fue el primero en abrir los ojos. Contempló el rostro dormido de Lysander, admirando la belleza de sus rasgos y la serenidad que emanaba su expresión. Acarició suavemente su cabello negro, sintiendo la suavidad de sus hebras entre sus dedos. Un sentimiento de amor