Lysander concentró su energía, invocando el fuego que siempre había ardido en su interior. No era el fuego de la venganza ni el de la desesperación, sino el fuego del amor y la esperanza. Un fuego puro y brillante que podía iluminar incluso la oscuridad más profunda.
Las figuras espectrales se detuvieron, sorprendidas por el poder que emanaba de Lysander. El fuego que lo rodeaba no era como ningún otro que hubieran visto. Era un fuego que quemaba las ilusiones y revelaba la verdad.
"No puedes vencernos con amor", dijeron las figuras espectrales. "Somos la oscuridad, somos el miedo. Somos invencibles."