La vibración que sintieron Aeric y Lysander los transportó en un instante del abrazo matutino a la penumbra del Bosque de las Lamentaciones. El cambio fue abrupto, desorientador. El aire, antes cargado de la promesa de un nuevo día, ahora era denso y húmedo, impregnado de un aroma a tierra mojada y hojas en descomposición.
"¿Dónde estamos?", preguntó Lysander, su voz resonando en el silencio del bosque.
"Estamos en el Bosque de las Lamentaciones", respondió Aeric, su mirada escudriñando la oscuridad. "Es un lugar mágico, un lugar donde los sueños y las pesadillas se hacen