Capítulo 45 – La luz que volvió, y la sombra que se llevó todo.
POV Martina
Ese atardecer jamás se borrará de mi memoria. El cielo se había teñido de un rojo sucio, casi sangriento, como si el universo intentara advertirme de algo que aún no podía entender. Habían pasado días desde la última comunicación de Santiago, y aunque cada hora sin noticias era una punzada en el pecho, una parte de mí se negaba a aceptar la posibilidad de que algo malo pudiera pasarle. Él había prometido traerla de vuelta. Y yo, en mi ingenuidad o en mi fe, había decidido creerle.
Gabriel dormía sobre mi pecho, su respiración era pausada, inocente, un recordatorio de que la vida todavía se movía incluso cuando el alma se detenía. Me mecí en silencio en la terraza, observando el horizonte, buscando entre las nubes algún signo de esperanza.
El viento soplaba suave, y por un segundo, creí sentir paz.
Entonces la oí.
—Señora… —una de las trabajadoras se asomó con el rostro pálido—. Hay alguien en la entrada. Lleva un bebé en brazos.
No reaccioné al principio. Pensé que no habí