C21: Solo yo tengo la autoridad para decidir sobre ella.
Askeladd comenzó a avanzar y su mirada se dirigió hacia la enfermería. Allí, justo frente a la entrada, distinguió al jefe encargado de aquella sección. El hombre permanecía paralizado, observando la escena con pasmo y horror, como si no terminara de asimilar lo ocurrido. No había participado en el ataque contra Azucena, pero la expresión en su rostro era la de quien comprende que el peligro está demasiado cerca.
Instintivamente, obedeciendo a un impulso primario, el jefe retrocedió dos pasos. No lo hizo con premeditación; fue su cuerpo el que reaccionó por pura supervivencia. Sin embargo, ese pequeño intento de alejarse no fue suficiente. En un movimiento tan veloz como demoledor, el Alfa se lanzó sobre él, derribándolo sin esfuerzo. El jefe cayó de espaldas, sintiendo el peso de las patas delanteras de Askeladd aplastando su torso.
Un gruñido amenazante emanó del Alfa, mientras la sangre fresca que manchaba su hocico goteaba sobre el rostro del jefe, salpicándole la piel y deslizánd