Capítulo 8. El fantasma de Sofía
— ¿Qué diablos significa esto, Marcus? — Ágata se puso de pie de inmediato — No puedes tomar una decisión respecto a la empresa sin consultarnos.
— Ágata tiene razón. Todos hemos tenido que pasar por tu aprobación siempre. Es justo que recibamos la misma importancia en cuanto a estas decisiones — intervino Bianca, la cuñada de Marcus, mostrándose evidentemente inconforme.
— Nos los reuní para preguntarles si estaban de acuerdo o no con esta decisión, los reuní para que estuvieran al tanto. De resto, no hay nada que creo que se deba discutir aquí.
— Tenemos que hablar. Y no te lo estoy pidiendo como tú esposa, sino como accionista del grupo Blackstone — le dijo Ágata, dejando muy en claro quién era ella en vida de Marcus.
Sofía no se inmutó. Llevaba años estudiándola, conociendo sus fortalezas y debilidades, y aprovecharía cada una de ellas si llegaba a interponerse en su camino por lograr su objetivo.
— De acuerdo, hablaremos, pero no será ahora. Sofía y yo tenemos que ponernos al corr