228. TODO TIENE QUE SALIR PERFECTO
El auto avanza entre las calles estrechas y poco transitadas de la ciudad. Un ligero crujido del asiento me recuerda el peso de lo que está por venir. Nadie en este mundo entiende el arte de una trampa como yo. Las palabras de mis hombres se mezclan con las ideas que giran en mi mente, pero en el fondo sé que este trabajo será más sencillo si dejo de pensar que necesito depender de otros.
—¿Y si se aparecen con los maridos? —pregunta con preocupación.
—Los matamos a ellos y las cogemos a ellas —digo fríamente. — Lo haremos mañana mismo. No podemos fallar, es mucho dinero en juego.
Ellas. Todas ellas, madres, hijas, esposas. Mujeres fuertes y a la vez vulnerables, con corazones que palpitan más rápido bajo la presión de la familia, de la responsabilidad. La conexión emocional que cada una tiene con sus seres queridos será el arma más eficaz que puedo usarse contra ellas. Y sus maridos, ellos son desechables.
El hombre del asiento del copiloto inclina la cabeza, buscando silenciosamen