La miré con una expresión que mezclaba sorpresa y ternura. No esperaba que ella mencionara esas palabras tan pronto. Me acomodé en el banco y agarré con más firmeza sus manos, como si temiera que Gelsy fuera a escapar.
—¿Te gusto como hombre, Gelsy? —pregunté ansiosamente—. Porque tú a mí sí me gustas como mujer. Antes de que apareciera Clío, si recuerdas, traté de enamorarte varias veces, pero no me aceptaste. —Creí que te burlabas de la nerd que era yo en ese entonces —balbuceó Gelsy, bajando la mirada. —No, Gelsy, me gustas de verdad —confesé de inmediato. Gelsy me observó detenidamente, buscando algo en mi mirada que corroborara lo que acababa de escuchar. Y lo encontró. Esa sinceridad, esa franqueza que siempre había admirado en mí, ahora parecía m&aac