Asentí lentamente, tratando de procesar la historia que Gloria me relataba. Aquella imagen de Leonard parecía resonar con lo poco que conocía de él, ese aire protector y la inquebrantable determinación que tanto me atraían, pero que, al mismo tiempo, lo hacían inaccesible en ciertos aspectos.
—Todo tiene sentido ahora de la manera en que lo encontramos a nuestra llegada —murmuré, más para mí que para ella—. Esa manera en que David cuenta con él para todo siempre me llamó la atención. Gloria sonrió tristemente y suspiró. Luego volvió a beber de su café, mirando hacia el interior de la casa desde donde nos llegaban las voces de Leonard y David. —Sí, mi esposo es muy dependiente de su hermano, aunque no lo parezca cuando lo conoces. Ahora mismo, la sola idea de que manden a Leo a la cárcel, que l