Me pongo de pie y casi corro para llegar al baño; no puedo sostenerle la mirada a Brayan y hasta me parece que él me observa con reproche. No sé por qué me siento así, jamás me había pasado. Lúa me sigue sin entender qué me sucede.
—¿Qué te pasa, Clío? —me pregunta en cuanto entramos. —Lúa, no me vas a creer —digo bajando la voz mientras miro alrededor—. Siento que no puedo mirar a Brayan, y él me mira como si lo estuviera engañando. Y Edna parece que sabe que me gusta. —¿Por eso crees que dije lo de tu novio? —dice Lúa, que comprende todo lo que está sucediendo—. Yo también vi la mirada que te echó. Y se ve a leguas que discutieron por ti. No sé si le gustas, pero él se siente posesivo contigo, amiga. Llama al señor Leonard. &mda