Me estremezco al sentir su voz, casi en un susurro pegado a mi cuello. Adoro a este hombre, lo sé, estoy perdida. No soy capaz de resistirme a él. 

 —Lo siento tanto amor, perdóname. —Repite con su boca caliente pegada a mi piel. 

 Adentro mis dedos en su cabello, comienzo a acariciarlo suavemente,  masajeando su cuero cabelludo. Quiero infundirle paz, tranquilidad. Su respiración caliente hace que mi cuerpo comience a desearlo. Sé que debería ser más dura, castigarlo, no puedo, soy débil ante sus caricias. ¿Seré masoquista?

 Dejo que quite mi bata, mira mi ropa interior y sus ojos llameantes de pasión me recuerdan porque me tiene loca este hombre. Recorre despacio con sus manos mi cuerpo, cierro mis ojos. Solo quiero sentir, quiero que saque de mí esta enorme furia que me consume o explotaré. Sus dedos entran dentro de mis bragas,