Auren
El amanecer se filtraba por las rendijas de mi habitación cuando abrí los ojos. No había dormido realmente, solo había flotado en ese espacio entre la vigilia y el sueño donde los pensamientos son más claros, más afilados. Mis dedos rozaron el brazalete de plata en mi muñeca, aquel símbolo de mi cautiverio que me había acompañado desde mi llegada al castillo. Hoy sería diferente.
Me incorporé lentamente, sintiendo cada músculo de mi cuerpo tenso, preparado. La carta de Liana había llegado la noche anterior, oculta en un ramo de flores aparentemente inocente. "Esta noche. Cuando las campanas toquen el cambio de guardia. La llave está en el fondo del jarrón azul."
Miré hacia el jarrón que decoraba mi habitación desde hacía semanas. Nunca le había prestado atención, era solo otro adorno más en mi jaula dorada. Ahora entendía por qué Liana había insistido tanto en regalármelo.
Me acerqué con pasos silenciosos, vertí el agua sobre las plantas de mi balcón y volteé el jarrón. Un peque