Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl apartamento que Don Ricardo mantenía en el edificio de Montes Industries para "noches tarde trabajando" se había convertido en refugio improvisado. Alejandro había insistido en que no regresarían a casa—no cuando cada habitación ahí estaba asociada con tensión de las últimas semanas, no cuando necesitaban espacio para pensar sin fantasmas de decisiones pasadas persiguiéndolos.
Camila se paró junto a ventana del piso alto, mirando ciudad que continuaba indiferente a su crisis personal. Eran casi las diez de la noche—diecisiete horas hasta el deadline de Samuel. Diecisiete horas para decidir si admitían responsabilidad que podría destruir todo lo que familia Montes había construido, o rechazaban y enfrentaban destrucción de todos modos.
—Deberías comer algo—, dijo Alejandro desde donde estaba sentado en sofá, su bastón apoyado contra cojines. Había pedido comida que ninguno había tocado, sus platos todavía intactos sobre mesa de café.
—No tengo hambre—, respond







