Capítulo 89.
POV Valeria
Los primeros meses con Alessandro fueron una prueba de fuego.
Noches enteras sin dormir, el llanto reclamando mis brazos, la desesperación de no saber si lo estaba haciendo bien. El cansancio me calaba hasta los huesos. Había días en que me veía al espejo y apenas reconocía a la mujer que me devolvía la mirada: ojeras profundas, el cabello desordenado, las manos ásperas de tanto trabajo.
Pero entonces lo sostenía contra mi pecho, sentía su respiración acelerada, y la certeza me atravesaba: valía la pena.
Ana fue mi sostén. Cada madrugada, cuando me encontraba llorando de agotamiento, me acariciaba el cabello y susurraba:
—Respira, mi niña. Esto también pasará.
Vanessa, con apenas seis años, se transformó en una hermana mayor antes de tiempo. Dejó de lado sus juegos para arrullarlo, para cantarle, para decirme que descansara un ratito. Verla tan pequeña y tan grande al mismo tiempo me rompía el corazón.
El dinero era otro tormento. Al principio todo era ajustar cuentas, est