Capítulo 62.
POV— Valeria
Volví a mi casa aquella noche con el corazón en pedazos. Había tomado la decisión más dura, pero la más necesaria: alejarme de Armando antes de que su rabia y sus celos terminaran por destruirnos. No quería repetir la historia que había vivido con Esteban, años de silencio, de desprecio y de sentirme como una sombra. Yo había jurado nunca más, y aunque me doliera como mil cuchillos atravesando mi pecho, tenía que mantenerme firme.
Esa primera noche en soledad fue un infierno. Caminé por cada rincón de la casa sin rumbo, con las lágrimas deslizándose una y otra vez. Encendí la luz de la sala, luego la apagué. Subí a la habitación y me senté frente al espejo. Mis ojos estaban rojos, hinchados, irreconocibles. ¿Quién era esa mujer que veía en el reflejo? Una mujer rota, pero que debía aparentar fuerza frente a su hija.
Cuando entré a la habitación de Vanessa, la vi dormida, abrazada a su muñeca favorita. Su respiración tranquila era lo único que me calmaba. Le acaricié el ca