Capítulo 59.
POV— Valeria.
La calma se había convertido en un alivio para mí. Despertar cada mañana en la mansión, ver a Vanessa corretear por los pasillos y sentir la mirada de Armando sobre mí era suficiente para recordar que, después de tantas tormentas, merecíamos un poco de paz. Los días comenzaron a pasar lentamente, como si el tiempo quisiera compensarnos por todo lo vivido.
Una semana paso y Cintia regresó de su luna de miel. Apenas la vi entrar a la empresa, me quedé sin palabras. Estaba radiante, con ese bronceado dorado que la hacía parecer salida de una postal del Caribe. Sus ojos brillaban, sus labios no dejaban de sonreír, y la manera en que hablaba dejaba claro que había vivido los días más felices de su vida.
—¡Miren a la recién casada! —bromeé cuando apareció en mi oficina cargada de bolsas.
—No podía volver sin traerles algo —respondió riendo mientras empezaba a sacar los regalos—. Para ti, Valeria, un pañuelo de seda, lo vi y pensé que era tu estilo.
—Es precioso, gracias —lo ac