Capítulo 125.
POV Valeria
Nunca pensé que la mansión pudiera parecerme pequeña. Siempre fue un espacio enorme, con pasillos interminables y habitaciones que muchas veces se quedaban cerradas, como si guardaran secretos del pasado. Pero desde que supimos que serían tres bebés, cada rincón se transformó en una pieza de rompecabezas que había que reorganizar para darles lugar a ellos.
Armando tomó la noticia como si el destino le hubiera dado una misión militar: “Asegurar la base para tres nuevos soldados”. Desde entonces no había pasado un día sin que llegara a casa con algún plan, presupuesto, diseño o medida de seguridad.
—No quiero que falte nada —decía mientras desplegaba planos sobre la mesa del comedor—. Tres cunas, tres cómodas, tres sillones de lactancia. Habrá cámaras en la habitación y guardias en la entrada. Y el médico vendrá dos veces por semana a revisarte.
Yo lo miraba, a ratos divertida, a ratos agotada. Estaba sobreprotegiéndome al punto de la exageración.
—Amor, ¿no crees que es dem