POV Valeria.

Días después.

El sobre llegó sin ruido, dejado entre la correspondencia que dejaban en mi despacho. Al principio pensé que era alguna factura, un aviso de prensa más; no lo abrí en la oficina, lo recogí con los dedos empañados de café y lo llevé hasta la mesa del comedor. Ana fregaba un plato. Vanessa estaba en el sofá, con el cuaderno de la escuela abierto en el regazo; Alessandro jugaba con un cochecito en el suelo, ajeno a la tensión que se acumulaba en el aire.

Abrí el papel con manos que temblaban, aunque intenté fingir tranquilidad. La letra era cuidada, afilada. El mensaje ocupaba apenas unas líneas, pero se sentía como un golpe:

“Cuando él muera, tus hijos y tú serán los siguientes. Los mataré frente a tus ojos. Pagarás por quitármelo todo.

Carla Ferrer.”

La firma era una daga. No necesitaba más confirmación: la voz en esa caligrafía era la misma sombra que nos había perseguido años atrás. Sentí que el estómago se me contraía hasta perder el aire.

—¿Estás bien, mi