El salón se llena con los murmullos provenientes de las conversaciones sostenidas por cada uno de sus ocupantes mientras hacen un poco de sobremesa luego de la cena. Las luces que iluminan el espacio son mucho más suaves y la chimenea encendida crea un ambiente cálido que cada tanto deja escuchar el crujir ocasional de la leña.
En la esquina cercana al bar de la estancia, Alexander, Franco y lord Alistair conversan sobre asuntos de la empresa, alternando comentarios técnicos con algún chiste apagado que sólo ellos parecen comprender. En el mueble contiguo, Johanna mantiene una conversación con lady Margaret y Kirsteen sobre detalles del ajuar de novia y la boda, pero Siena no puede evitar notar que Kirsteen parece bastante más interesada en su teléfono y en mirar cada tanto hacia la ventana que en cualquier comentario que Johanna haga. Su incomodidad y premura por salir de allí, aunque disimulada, es evidente.
Desde su asiento en uno de los muebles dobles, Siena sostiene una copa de