Yo soy Ramón, y mi vida se ha desmoronado en cuestión de semanas. Después de que Martín me dijo en el colegio que no me quería y que Luis era su papá de verdad, volví al apartamento vacío donde me estaba escondiendo — pero el dueño me lo quitó, dijo que no quería problemas con la policía. Ahora estoy viviendo en un hotel barato en el centro de la ciudad, con poco dinero y ninguna salida.
Mi trabajo me despidió cuando se enteraron del juicio y de las amenazas. Mis amigos me abandonaron — nadie quiere estar con un hombre que maltrata a su familia y envía mensajes amenazantes. Incluso Diego, mi propio hermano, me dijo que no volviera a llamarlo ni a buscarlo. "Ya no te conozco, Ramón," me dijo por teléfono. "Eres un extraño que solo piensa en la venganza."
Tengo deudas por todas partes: de la renta del apartamento que me quitaron, del hotel, de la comida. Cada día, me quedo en la calle, mirando a las personas que pasan, y pienso en cómo era antes: tenía un trabajo bueno, una familia que