—¡Es importante!— Lucifero pasa saliva y siente una presión en su pecho. En este momento siente el verdadero terror. Sabía que este momento podía llegar, pero no está preparado. Sin embargo, alza su mentón como todo un hombre para enfrentar la situación.
—¡Habla, joder! Tu silencio me impacienta.
—Leonardo... hemos tenido una amistad y te veo como un hermano, aunque no seamos de la misma sangre. Quiero que sepas que te soy leal a pesar de mis acciones.
—Lucifero, ¿por qué me dices eso? ¿Qué sucede contigo?
—¡Porque soy yo, Leonardo! ¡Soy yo el hombre que...!
—¡Señor! ¡Señor! ¡Nos cayeron!— grita agitado uno de los escoltas.
—¡Mierda!— Alexander agarra bien a su madre para llevarla a un lugar seguro.
—¿Cómo es eso posible?— Lucifero se preocupa.
—Están entrando por el túnel, señor. Debemos actuar. ¿Qué hacemos?
—Luego hablaremos, Lucifero. Encárgate de todo, rápido. Anillo de seguridad uno y dos que maten a los del túnel. No quiero nada de granadas. No podemos llamar la atención. Eso s