Ella arqueó una ceja, sonriendo de medio lado, ya adivinando a dónde iba a parar todo aquello.
—¿Revelación diferente, Arthur?... Después de todo lo que has dicho hoy, estoy segura de que sé cuál es el tema.
Él sonrió despacio, con esa sonrisa ladeada que siempre anunciaba problemas.
—Entonces ya imaginas que no tiene nada que ver con el color del globo. Va a ser una revelación de posiciones… muchas. Una por una. Hasta que olvides tu propio nombre, y mucho más el color del globo que va a caer del cielo.
Zoe se cubrió el rostro con la mano, sonriendo entre avergonzada y divertida.
—No puedo creer que estés diciendo eso… ¡a plena luz del día! ¡En medio de nuestro baby shower! —dijo, todavía con las manos en la cara—. ¡De verdad no tienes vergüenza, Arthur!
—Para nada. Pero lo que me falta de vergüenza… me sobra de intención. Y hoy vas a gritar, amor. Pero no va a ser “¡Es niño!” o “¡Es niña!”... Va a ser mi nombre. Varias veces.
Zoe soltó una risita ahogada, meneando la cabeza y apoyand