Inmediatamente, dos enfermeras y una doctora corrieron hacia él con una camilla.
—¡Acuéstenla aquí, rápido! —ordenó la doctora.
Con todo el cuidado que el pánico le permitía, Thor la recostó sobre la camilla, sin soltar su mano ni un solo segundo.
—¿Qué le pasó? —preguntó la doctora mientras el equipo iniciaba los primeros procedimientos.
—Cuando llegué a casa se sentía muy mal... le tomé la presión, estaba en dieciséis por diez... y... y cuando llegamos aquí se desmayó... ¡en mis brazos! —Thor apenas podía hablar, ahogado por el miedo—. Por favor... sálvenla… sálvenla…
—¡Presión altísima! —gritó una de las enfermeras—. ¡Diecinueve por doce! ¡La saturación está bajando!
—¿Se quejaba de un dolor de cabeza intenso antes de desmayarse? —preguntó la doctora mientras examinaba los reflejos de los ojos y auscultaba el corazón.
—¡Sí! Dijo que sentía como si la cabeza fuera a explotar. Empezó a sentirse mal después de leer una carta —Thor apretaba su mano con desesperación—. ¡Está embarazada