En el camino hacia el restaurante, Thor conducía con una mano en el volante y la otra entrelazada con la de Celina. El coche recorría las calles iluminadas de São Paulo mientras ella, acomodada en el asiento del copiloto, lo miraba con una mezcla de ansiedad y curiosidad. Estaba radiante, con un vestido azul claro que realzaba su piel y su barriguita de casi cinco meses.
—Amor, ¿todavía no vas a decirme adónde vamos? —preguntó ella con voz dulce, girándose un poco para encararlo.
Thor sonrió de lado, sin apartar los ojos de la carretera.
—No. Pero te prometo que será una de las noches más especiales de tu vida.
Celina suspiró, riendo.
—Estás muy misterioso, Thor Miller —dijo con una sonrisa desconfiada.
—Un misterio bueno, mi vida. Solo confía en mí.
—Solo confía en mí, mi vida. Será una noche especial —repitió él, sin poder ocultar el brillo en la mirada.
Celina suspiró, sintiendo que el corazón le latía más rápido. Por más que intentara descubrir alguna pista, Thor había sido impeca