Celina soltó una carcajada fuerte, como si al reír pudiera aliviar la tensión.
—Y todavía se dio el lujo de decirme que su boda está cerca… —su voz se quebró.
Zoe extendió la mano y sostuvo la de ella con firmeza.
—Amiga, no te pongas así. Ella puede intentar robarte la paz, pero tú ya estás siguiendo tu vida, ¿no?
—Sí. —Celina asintió—. Me preguntó cuál fue la mentira que Thor me contó para que me involucrara con él. Dijo que lleva en su vientre al heredero de los Miller…
—Ay, pobrecita. —murmuró Zoe.
—Y no se detuvo ahí. Me dijo: “Yo cargo el hijo que él siempre quiso.” —Celina alzó el mentón—. “Jamás abandonaría a esta criatura por… un simple capricho de oficina.”
Zoe abrió los ojos de par en par. —¿Mentira que te dijo eso, amiga?
—Lo dijo. —Celina sonrió de lado—. Pero lo que no sabe es que yo llevo dos.
—¡Gemelos! —Zoe vibró—. ¡Eso, frótaselo en la cara!
—Y ahí fue la gota que colmó el vaso. La miré bien y le solté: “Si estás tan segura, ¿por qué viniste hasta aquí? ¿Tienes miedo