Estaba muy feliz, pero también impresionada de todo lo que yo había logrado cambiar en este tiempo. Nunca pensé que sería yo quien incitara a un hombre a hacerme el amor por Dios, traje a Luigi aquí con toda la intención que esto sucediera, pero no me arrepiento, por el contrario, siento que todo fue perfecto, yo tenía que madurar para sentirme plena como lo hago en este momento.

Él me observaba como si fuera lo más valioso que tuviera en su vida y por supuesto que yo lo observaba igual. Pensé que me dejaría descansar, pero volvió a apoderarse de mis labios, despertando en deseo en mí uno que solo se calmaría cuando él estuviera dentro de mí. Esta vez estaba siendo más posesivo, tocaba cada rincón de mi cuerpo sin pudor, se prendió de mis pezones como si su vida dependiera de ello, sus dedos también hacían estragos dentro de mí, ¡ahhh! Esto era mucho mejor de lo que había pensado y escuchado sus manos hacían que mi cuerpo convulsionara muy rápido, así que estalle en sus manos dándole